El mosquito vino para picarme, estoy seguro. Primero dio varias vueltas de reconocimiento sobre mi cabeza, relamiéndose y sin quitarle ojo al lustre de mi calva. El lugar ideal para un discreto aterrizaje y una posterior y placentera succión, deduje achinando los ojos. Lo oí zumbar y me quedé quieto, con el pitillo humeante en la boca. Se posó disimulando sobre mi mano derecha - que dejé astutamente como cebo sobre la mesa - y aunque soy diestro, aproveché que la tenía cargada, la saqué con la zurda de la sobaquera y apunté lo mejor que pude.
- Muere, vampiro - dije apretando el gatillo.
El tiró lo reventó, salpicando de tripitas y de sangre la pared. Y entonces, sonriendo, con la Veretta en alto por si volvía otro insecto, fui a quitarme el cigarro de los labios y no pude.
DOMINGO LÓPEZ
"Cuentos de usar y tirar"
1 comentario:
bienvenido a la la blogosfera, Domingo... Va bien el tema, guapo el microrrelato, tío... y gracias por tus colaboraciones en la niebla... paso a enlazarlo y meter al Colegón... eres certero... un fuerte abrazo
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