FUE UN PLACER (O CASI)


Alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va

ALEJANDRA PIZARNIK

INDESEABLE


No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

JOSÉ EMILIO PACHECO
"Islas a la deriva (Poemas, 1973-75)"
Ediciones Era, México, 1976

"FRU"


Se llamaba Tony Fruscella, solía acompañarse siempre de su gata Stella y llevaba la vieja trompeta en una bolsa, junto a su sempiterna botella. Había nacido en 1927, en Orangeburg, estado de New York, y a los 17 años dejó sus estudios de música clásica - tenía devoción por Bach y Bartok - para largarse a vagabundear por el país y dedicarse al jazz. En los años 50 trabajó como sideman de músicos como Lester Young, Gerry Mulligan o Stan Getz - quien, al parecer, lo acusó de haberle robado la novia - llegando a participar, bajo el cool de influencias milesianas, en el Festival de Newport, siendo a finales de esa década cuando, a raíz de sus problemas con el alcohol y las drogas, desaparece de la escena musical, viviendo sus últimos años entre cárceles, hospitales y centros de beneficencia. Amigo de los escritores y poetas Beat (Jack Kerouac, por ejemplo, lo cita en uno de sus libros), la leyenda sobre este gran músico cuenta que su gata murió y aún así no se deshizo de ella, llevándola consigo muerta en su célebre bolsa, junto a su trompeta, con las que merodeaba dando tumbos por los callejones y las puertas de los clubs, hasta fallecer de cirrosis, a los 42 años, en la más absoluta indigencia. Su única sesión grabada como líder data de 1955, en el sello Atlantic, I'll Be Seeing You (o, simplemente titulada Tony Fruscella) y aunque en 1999, el sello Jazz Factory editó The Complete Works, un cuádruple álbum con todas sus grabaciones y colaboraciones, sigue siendo, injustamente, uno de los grandes músicos olvidados de la historia del jazz.

POETAS BRIGADISTAS V


JULIAN H. BELL
(1908 - 1937)

No hay muchos datos en castellano sobre el poeta inglés Julian Heward Bell, apenas se reseña que nació el 4 de febrero de 1908, que fue sobrino de escritora Virginia Woolf y que tras estudiar en la Univeridad de Cambridge marchó a China, en 1935, a enseñar inglés en la universidad de Wuhan, donde redactaría una serie de cartas sobre su relación con una amante, K., a partir de las cuales la escritora Hong Ying (Chongqing, 1962), escribiría “K: El arte del amor”, obra que, por su erotismo, sería prohibida en ese país, y que reescribiría bajo el título de “El amante inglés”. Julian Bell participó en la guerra civil, en el bando republicano, como conductor de ambulancias de la unidad de auxilio médico inglesa. Estuvo en España poco tiempo, apenas un mes: murió con 29 años, el 18 de julio de 1937, en Villanueva de la Calzada, durante la batalla de Brunete. Entre sus obras destacan títulos com “Winter Movement” (1930), “Experiences of War Resisters” (1935), “Work for the Winter” (1936) y “Essays, Poems and Letters” (1938) editada por su hermano, el también escritor Quentin Bell.

NO FUTURE, DIJO ALGUIEN


Qué, y ahora qué, prorrumpió El Moco, aburrido, pasándome un pitillo. Me encogí de hombros y sonreí, resignado o rendido, no sé, no se puede saber todo. Estábamos en el parque, no habíamos ido al mierdoso instituto, la mañana del martes se iba lentamente al infierno con sus inenarrables éxitos y el último litro de cerveza yacía en el suelo, consumido, también de cuerpo presente. No había un duro, hasta el fin de los días no tendríamos un puto duro para nada más. Pensé entonces que podíamos hurgarnos las narices respectivas o las pelotas, podíamos incluso buscar a alguien que nos invitara a un trago, un buche de vino o veneno, daba igual, tampoco se podía ser exigente y hasta podíamos cagarnos en la hostia, hacer el pino o asaltar un banco.
- Podemos asaltar un banco, le dije, iluminado.
- Sí, con esto, dijo sacando el cortaúñas que solía llevar para cortar el costo.
- Tranquilo, Morgan, en casa tengo una pipa del nueve largo.
- Sí, de las que disparan guisantes o bolitas.
- No, de imitación, es una réplica, seguro que da el pego y nos llevamos hasta la pasta del monopoly.
Y entonces nos miramos, burlones, y tranquilamente fui a casa, allí al lado, y busqué el juguete de mi hermano, una pistola galáctica de agua de un verde chillón, fosforito, con la culata rojo escarlata. La llené de balas en el grifo de la cocina, le puse el seguro del tapón y volví al parque, silbandito. A unos pasos había una Caja de Ahorros, la señalé con el dedo.
- Esa mismo, dije.
Y hacia allí fuimos, en silencio, como quien va a comprar pipas o tabaco, yo delante, pateando piedras y recordando que el Bukoswki se había muerto el día anterior y el colegón detrás, con las manos en el bolsillo y su sonrisa de guasa, siguiéndome el rollo por hacer algo. Llegamos a la puerta y miramos a través del cristal. No había nadie, ya casi estaban a punto de chapar. No hablamos ni hicimos ningún plan, ni de atraco ni de nada. Simplemente entramos. Y allí dentro, entonces, me oí gritar.
- Que no se mueva ningún hijo de puta, dije, corajudo, buscando una cabeza, algo adonde apuntar. Detrás del mostrador, a un par de metros de mí había un calvo con la boca abierta, levantando lentamente las manos, mirando estupefacto hacia la pistola de ciencia ficción. No se oía una mosca, bueno sí, se oía acreciendo la risa del Moco, partiéndose el culo detrás mía, diciéndome mamón qué haces mientras me tiraba de la chupa y me llevaba hacia la puerta y yo, andando hacia atrás, cubría peliculeramente el paripé sujetando el arma alucinante con las dos manos y moviéndola de un lado a otro y antes de salir, también a carcajadas, disparé, por fin disparé, y el chorro de agua salió como un tiro y le mojó al calvo atónito la cara pálida.

Domingo López
"Cuentos de usar y tirar", 2008
De la foto: Alejandro Villarrubia
El canto de la tripulación, 10 - 97

LA POESÍA Y "EL PAÍS"


El libro "La poesía española según El País (1978-1983)" lo escribió Julio Velez casi mediando la década de los ochenta, unos años convulsos no solo en el aspecto político sino también en lo cultural. En él, y tras un sesudo estudio y tras la revisión exhaustiva de la bibliografía de la época y de las reseñas del suplemento, llegó a la conclusión de que eran prácticamente los intereses mercantiles del grupo PRISA los que determinaban qué libros de poesía se reseñaban y cuáles no en su suplemento semanal de libros, primero denominado Arte y pensamiento, luego Libros y hoy Babelia. Algunos datos hablan por sí solos, por ejemplo:
- De los 5.111 títulos publicados entre 1978-83, las críticas del suplemento literario "oficial" sólo alcanzaron a reseñar 225 libros.
- De 497 poetas, 40 de ellos ocuparon más del 30% del espacio total con un tratamiento informativo muy diferente, desdeñando la gran mayoría de la veces a los, digamos, autores periféricos, independientes y "realistas".
- Del total de 256 editoriales reseñadas, 25 de ellas, casi todas afines y elitistas, han ocupado el 50 % del espacio total destinado a la poesia, ignorando el resto.
A través de diversos gráficos, tan elocuentes como certeros, el poeta detallaba cómo el periódico marcaba las tendencias del mercado y de la poesía dándole espacio a determinados autores más o menos allegados, bien por supuestos motivos ideológicos, de clanes o económicos, pero es evidente que por causas completamente ajenas a su valor literario. No hace falta decir que Julio Vélez, a raíz de la publicación de este libro, se convirtió en un escritor condenado, incómodo y maldito para las "fuerzas vivas" de la cultura y para el manipulado circo periodístico y editorial. Y tampoco hace falta hablar de la indudable vigencia de la denuncia y que este libro se encuentra descatalogado, agotado y sepultado en el más interesado de los olvidos. Y a ver quién es el valiente que lo reedita.

JULIO VELEZ
"La poesía española según El País (1978-1983)"
Ed. Orígenes, Madrid, 1984

EL GUERNICA ANDALUZ



ALMERÍA

Un plato para el obispo, un plato triturado y amargo,
un plato con restos de hierro, con cenizas, con lágrimas,
un plato sumergido, con sollozos y paredes caídas,
un plato para el obispo, un plato de sangre de Almería.
Un plato para el banquero, un plato con mejillas
de niños del Sur feliz, un plato
con detonaciones, con aguas locas y ruinas y espanto,
un plato con ejes partidos y cabezas pisadas,
un plato negro, un plato de sangre de Almería.
Cada mañana, cada mañana turbia de vuestra vida
lo tendréis humeante y ardiente en vuestra mesa:
lo apartaréis un poco con vuestras suaves manos
para no verlo, para no digerirlo tantas veces:
lo apartaréis un poco entre el pan y las uvas,
a este plato de sangre silenciosa
que estará allí cada mañana, cada mañana.
Un plato para el Coronel y la esposa del Coronel,
en una fiesta de la guarnición, en cada fiesta,
sobre los juramentos y los escupos, con la luz de vino de la madrugada
para que lo veáis temblando y frío sobre el mundo.
Sí, un plato para todos vosotros, ricos de aquí y de allá,
embajadores, ministros, comensales atroces,
señoras de confortable té y asiento:
un plato destrozado, desbordado, sucio de sangre pobre,
para cada mañana, para cada semana, para siempre jamás,
un plato de sangre de Almería, ante vosotros, siempre.

PABLO NERUDA
Junio, 1937


(Se cumple el 71 aniversario del bombardeo, a finales de mayo de 1937, de la ciudad de Almería por parte de cinco buques de la marina de guerra nazi, que causaron más de una treintena de muertos, numerosos heridos y la destrucción total de mas de medio centenar de edificios. Los militares de la armada alemana decidieron el cañoneo "de una ciudad española" como represalia por el ataque de la aviación republicana - que al parecer lo confundió con el buque "Castilla" - contra el navío "Deutchland", el dia anterior, en aguas de Ibiza. La noticia del incidente provocó la ira de Hitler que llegó incluso a plantearse declarar la guerra a la II República Española, decidiendo finalmente ensañarse con una ciudad abierta geográficamente, practicamente sin defensas de importancia y que no fuera una gran capital para evitar demasiado eco internacional. El brutal bombardeo desde el mar duró treinta minutos sin interrupción y otros diez, de propina, con intervalos de dos minutos, tiempo más que suficiente para sembrar el pánico y la muerte entre la población indefensa)

AMBIGUEDAD DE LA CATÁSTROFE


Lo había perdido todo:
amor, familia, bienes, esperanzas.
Y se decía casi sin tristeza:
¿no es hermoso, por fin, vivir sin miedo?

ANGEL GONZÁLEZ
"Nada grave", Visor, Madrid, 2008

OTRA RONDA, SIR


Creado por Raf (Joan Rafart i Roldán 1928-1997) en 1970, sus viñetas recreaban un típico pueblo británico, Bellotha Village, por cuyas calles veíamos deambular a los protagonistas, el aficionado a detective y aristócrata jubilado Sir Tim O'Theo, inseparablemente unido a su pipa, su monóculo y sus pocas luces y a su fiel mayordomo Patson, siempre obligado a pagar las pintas de cerveza trasegadas en el pub local, El Ave Turuta o The Crazy Bird, regentado por el bigotudo Huggins; a la pareja de pies planos más incompetentes, el sargento Blops y el agente Pits, dos bobbys ingleses y botarates; o el burgomaestre, pequeñito y siempre tocado con su sombrero de copa y la pesada de Lady Filstrup, de la que el Sir huye como de la peste, sin olvidar desde luego, encerrado entre las paredes de The Chims, residencia del rentista Sir, al gran fantasma Mac Latha, ese "virtuoso" intérprete de cornamusa que ameniza y atormenta las veladas del aristócrata, el único habitante de la mansión que percibe su presencia, y que, como buen espectro, no siempre aparecía en todos las aventuras. “Sir Tim O’Theo” era una especie de parodia divertida de Sherlock Holmes, con un cierto aire de absurda y divertida despreocupación. Aquellos tebeos de Bruguera llenaron tardes y tardes de mi infancia, como ahora llenan una vieja caja de madera que de vez en cuando - como en este caso - abro con nocturnidad y que, ante un pitillo y una sonrisa, termino guardando de nuevo, casi como un tesoro.

LA TIERRA ES UN SATÉLITE DE LA LUNA


El Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.
El Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.
El Apolo 4 costó más que el Apolo 3
el Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.
El Apolo costó un montón, pero no se sintió
porque los astronautas eran protestantes
y desde la luna leyeron la Biblia
maravillando y alegrando a todos los cristianos
y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición.
El Apolo 9 costó más que todos juntos
junto con el Apolo 1 que costó bastante.
Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los abuelos.
Los bisabuelos se murieron de hambre.
Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los padres.
Los abuelos murieron de hambre.
Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los hijos de la gente de allí.
Los padres se murieron de hambre.
La gente de Acahualinca tiene menos hambre que
los hijos de la gente de allí.
Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por
hambre,
y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.
Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.


LEONEL RUGAMA
“La tierra es un satélite de la luna”
Ed. Nueva América, 109 p,
Buenos Aires,1987


(El poeta nicaraguense Leonel Rugama nació en 1949, en el Valle de Matapalos, Estelí, y murió a la edad de 21 años, en 1970, combatiendo en la guerrilla urbana contra el ejército del dictador Somoza, dejando un buen puñado de poemas, repartidos en varios libros, entre ellos este. Ernesto Cardenal, que lo cita como uno de los grandes poetas nicaraguenses, lo recuerda “siempre con unos periódicos bajo el brazo y envuelta en ellos su pistola del 45. Los periódicos también le servían para dormir, porque podía dormir en cualquier parte, en las bancas del parque, en las aceras, donde le agarraba la noche, y comía donde lo invitaban a comer o no comía. .. a veces no gastaba ni para comer, sino que pedía. Una vez le propusieron ir a una fiesta de estudiantes y dijo que no porque costaba 10 pesos y eso eran 10 balas para luchar por la revolución sandinista... No tenía cosas propias. Nunca le vi más ropa que la que andaba puesta, siempre sucio, con su blue-jean y las mismas camisas...” Leonel cayó disparando sus pocas balas, atrincherado en una casa, junto a otros dos adolescentes. Al parece, el asedio y ataque del desproporcionado batallón de las tropas especiales, armados con cañones y tanques, fue presenciado por la de gente de la zona que se agolpó ante la asombrosa y desigual batalla, que incluso fue transmitida en directo “para dar una lección al pueblo”. Y cuentan que cuando uno de los milicos hijos de puta lo conminó a rendirse, el poeta le contestó con un grito que aun retumba por allí: ¡Que se rinda tu madre! Y siguió peleando)

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