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No salgo,
te dije.
Me quedaré a escribir,
te mentí.

Y te imagino
por los bares de la noche
mientras no tengo
nada que decirme,
nada que decir.

Disfruta,
ven,
vuelve borracha
y sin medias.

Qué importa,
nena,
si ya la pisamos,
de quién sea
la mierda.

DOMINGO LOPEZ
"Blues"
Casa de Cultura de Lodosa, Navarra, 2005

De la fotografía:
"Los malheridos", A. GARCIA-ALIX, 1988

POESIA LIBERTARIA



LAS VENTAJAS DEL CONOCIMIENTO

Soy un hombre sin ambición,
con pocos amigos, incapaz por completo
de ganarse la vida, con la juventud
que lo abandona, prófugo de alguna justa condena.
Solitario, mal vestido, ¿qué puede importarme?
A medianoche me sirvo una jarra
de vino blanco caliente con semillas de cardamomo.
Con mi harapienta bata gris y mi vieja boina
tomo asiento en medio del frío y escribo poemas,
dibujando desnudas figuras en los márgenes arrugados,
copulando con muchachas de dieciséis años,
ninfómanas de mi imaginación.

KENNETH REXROTH
"La señal de todas las cosas - Antología poética"
Editorial Universitaria. Santiago, Chile, 2004

Más sobre Rexroth:
Leyendo un poema en homenaje a los anarquistas Sacco y Vanzetti:
http://www.youtube.com/watch?v=zTrnyM6Ij0c
Leyendo con una banda de jazz en el disco "Poetry and Jazz at the Blackhawk":
http://jacketmagazine.com/23/rex-audio.html
"Erotismo, misticismo y revolución
Un estudio crítico sobre Kenneth Rexroth", de Ken Knabb:

EL RUINAS



Me acostumbré a tirarme de la moto. Que le cogí gusto, coño. A veces, sin rechistar, me incorporaba del suelo para ir directamente a urgencias con un bollo en la crisma. Otras, para limpiarme la ropa de polvo y tambaleándome y sonriente, volver a montar en ella. Si no estaba estropiciada por la caída, claro. Porque esa es otra cuestión… A los gastos de vendas, radiografías, mercurocromo o calmantes tenía que añadirle las facturas del taller mecánico. Que si el faro roto, que si la rueda hecha un ocho, que si el manillar doblado… Pero asumía que era el precio a pagar por mi singular afición. Ya digo, había días que me levantaba de la cama de un salto, un domingo, por ejemplo, y sin lavarme la cara ni nada arrancaba la Indian de un patadón y salía escopeteado hacia ningún lado, a cualquier sitio que llevara una carretera o un camino. Y a la altura de cualquier parte y sin pensarlo siquiera soltaba las manos y me dejaba caer mientras la moto seguía sola, impulsada por la inercia de la velocidad hasta estrellarse contra un árbol o una pared o una vaca o lo que fuera. Por mi parte caía dando vueltas sobre la tierra o el asfalto como un matojo impelido por el viento en un filme del Oeste. Y me ponía en pie aturdido, con un hombro desbaratado o una brecha en la frente o, si había potra, un simple rasguño y a pesar del daño o del susto, siempre me daba por despollarme sanamente a carcajadas. Lo conseguí de nuevo, pensaba, orgulloso, mientras levantaba dolorido los brazos en señal de victoria, como si hubiera cruzado festivamente una imaginaria meta, y era socorrido por los viandantes o lugareños que se acercaban llevándose las manos a la cabeza y que luego no concebían del todo que estuviera, aún descalabrado, matandome de risa. Y hablando de matarme, ahora estoy en el hospital, escayolado, con un montón, al parecer, de huesos fracturados. En treinta años de labor, jamás vi semejante trituración, dijo maravillado el traumatólogo. Y tengo que reconocer que el fulano debe de tener razón porque esta vez se me fue la mano. Las manos, mejor dicho. Pero que me quiten lo bailao porque fue una caída de puta madre, memorable, la mejor de mi colección personal de desatinos y lastimaciones. Se lo cuento rápido antes de que llegue la enfermera tetona con su capazo de inyecciones. Iba por la autopista A-9, disfrutando de la conducción. Fue al tomar una gran recta, a 200 km/h, cuando sentí de improviso que me entraban las ganas irrefrenables de tirarme. Y como nunca tuve voluntad, no pude hacer nada. Primero, expectante, solté el puño izquierdo. Y tras acelerar a fondo, fue la mano derecha la que también se abrió como si quisiera saludar. O, más exactamente, decir adiós. Y entonces volé, revoloteé garbeando por el aire como una hoja en otoño. A la moto la vieron pasar unos gasolineros y sus clientes, sola, dijeron que pilotada a toda leche por el motorista fantasma. Parece que terminó estampándose con el quitamiedos de la primera curva que encontró, un kilómetro o dos delante de donde yo, tras aterrizar rebotando, yacía bastante malparado. Y esta vez no me entró la risa tonta porque tenía hasta la mandíbula destrozada y no pudo ser. Por eso parezco ahora una momia con tanto vendaje que casi solo puedo pestañear. Pero me importa un enorme carajo. Cuando salga de aquí, si salgo, me compro enseguida otra moto, más grande, con más cilindros, todos los que pueda…Y me tiro otra vez.

DOMINGO LOPEZ
"Cuentos de usar y tirar", 2007

53.665 FUSILADOS...



El Mapa de Fosas de Andalucía ha sido posible al extraordinario y paciente trabajo realizado en las ocho provincias por un equipo de investigadores que han contabilizado un total de 648 fosas comunes donde fueron enterrados 53.665 cadaveres, muy probablemente en su mayoría fusilados. Para ello, en una labor faraónica, han analizado en los pocos archivos existentes (por ejemplo, muchos de los expedientes de las cárceles fueron quemados) los nombres de los desaparecidos y represaliados, uno a uno, han inspeccionado cementerios y cunetas, así pueblo a pueblo, haciendo uso a en muchos casos de información oral a partir de familiares y ancianos que vivieron la guerra civil y la feroz y despiadada represión fascista. El desglose por provincias es espeluznante:
- En la provincia de Granada, unos 12.000 fusilados se encuentran en unas 70 a 100 fosas.
- En la provincia de Sevilla y Cádiz se han identificado 116 fosas con 11.678 y 3054 víctimas, respectivamente. En Sevilla el 74% de los restos humanos se encontraban en cementerios.
- En la provincia de Huelva, los fusilados alcanzaron la cifra de 9.725, siendo el 59% los aparecidos en camposantos.
- En Málaga fueron 6.650 las víctimas enterradas en 82 fosas
- En la provincia de Jaén, 2.641 en 28 fosas y en Almería, más alejada de la contienda, unos 400 en 6 fosas.
Estos datos tremendos, que podrían seguir aumentando hasta que concluyan las investigaciones, fueron presentadas el mes pasado, en el Congreso Internacional Historia y Memoria, celebrado en Granada, por la Asociación Memoria Histórica y Justicia Andaluza, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y el Foro Ciudadano por la Memoria.

Info sobre desaparecidos en Andalucía en el proyecto
Todos Los Nombres,
llevado a cabo por la AMHJA y la CGT-A:

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DOMINGO LÓPEZ


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PE CAS COR


Ese fantasma que trata
de esconderse entre la ropa tendida
es como un hijo para mí.


PEDRO CASARIEGO CÓRDOBA
"La vida puede ser una lata"
Ediciones Árdora, Madrid, 1994


Siempre que releo a Pedro me lo imagino sentado en algun banco de la estación de Aravaca, antes de apostarse enmedio de la vía, o deambulando por el andén o yendo al baño o fumandose abismado el último pitillo. El libro lo compré en una librería de Barcelona y lleva la fecha de abril del 96. El tiempo - dentro de unos día hará quince años de su muerte - también pasa como los trenes.

ISIDORO


Mi primer libro

La brújula se rompió en 1955, una tarde de lluvia, en Chiclana y Garay, cuando yo tenía veintidós años. Era una hermosa brújula, chiquita, de acero, con una cadenita de plata. Me la había regalado una mujer. El abuelo de esa mujer la había traído de España. Yo amaba a esa mujer. Esa mujer estaba casada. Cuando me regaló la brújula le pregunté por qué me la regalaba. “Porque estás desesperado”, me dijo.
Era una hermosa mujer. Cuando vi la brújula rota en medio de la calle, en medio de la lluvia, comprendí que en ese instante ella había vuelto con el marido. Años después, en un cuento de Abelardo Castillo, leí lo siguiente: “Vos no te vas con el mejor, te vas con el que gana”. Pero eso fue años después.
Entonces, junté los poemas que le había escrito a esa mujer y les puse de título Poemas de la brújula rota. Pasaron diez años, hacía cinco que me había casado (con otra mujer), hacía seis años que Débora había nacido, una tarde de lluvia. Yo había escrito muchos poemas.
Una tarde de lluvia reparé que todas las cosas importantes de mi vida me habían sucedido en la lluvia. Entonces junté los poemas de la brújula rota, junté los poemas de los últimos años, elegí los que me parecieron mejores y les puse de título Sucedió en la lluvia. Tuve suerte, gané el premio Fondo Nacional de las Artes, don José Stilman hizo una hermosa edición ilustrada por mi cuñada Judith y la crítica fue elogiosa. Tenía treinta y tres años.
Ahora, ciertas tardes de lluvia, precisamente ciertos domingos de lluvia, cuando vuelvo a leer los originales de esos poemas escritos y vueltos a escribir en infinitas versiones, en viejos papeles ya amarillos, pienso que a veces los viejos papeles y el fracaso se parecen.
Nunca más volví a publicar un libro de poesía. Tuve miedo. Sé que la poesía conduce a la locura y que un poeta es como un cartero que corre envuelto en llamas, alguien que corre envuelto en fuego con algo en la mano que tiene que entregar.
Ahora, mirando la tapa de mi primer libro, mientras escribo esto, pienso en las cosas que me sucederán, pienso en las cosas que pasaron con la lluvia, en aquellos poemas que no seguí escribiendo y pienso que fui un traidor y un cobarde. Pienso, también, en aquellos veintidós años; era una hermosa edad, era una hermosa mujer, era una hermosa brújula.
Isidoro Blaisten


“Cerrado por melancolía” fue el cartelito ocurrente que el escritor Isidoro Blaisten puso al clausurar, en 1981, la librería que tenía en una galería en San Juan y Boedo, en la esquina homónima de Buenos Aires que el tango “Sur” hizo célebre. El ruinoso negocio resistió varios años y se fue definitivamente a pique (“Les digo que en este país nadie lee, todo el mundo escribe. Escriben los abandonados y abandonadas, los pudientes que se dan cuenta que el dinero no da la felicidad, los que no pueden conseguir trabajo porque trabajar los angustia. Escriben también los que tienen talento...”) en una de las bravas crisis económicas del país. Y “Cerrado por melancolía” también fue el hermoso título de uno de sus maravillosos libros de cuentos, libros que me tenía que pedir a Argentina porque en España solo había - y hay - uno editado. Isidoro, con su humor envidiable, con su angustia tanguera y su ironía (“Hubiera querido ser un príncipe lituano, pero no soy más que un pobre, un cuasi marginado. No tengo casa propia, no tengo automovil, no tengo ninguna parcela en ningún country, no tengo televisión. Solo tengo cincuenta años”) se ganó la vida milagrosamente haciendo de fotógrafo atónito y ambulante, de vendedor absurdo de bromuros coloreados, de viajante de comercio ofreciendo alucinantes aparatos vibromasajeadores, de periodista intrépido, de redactor publicitario, de corrector bostezante...Y se marchó con lo puesto, a los 71 años, burlón, dejándonos a muchos abrazados a sus libros, tan perplejos como huérfanos.

(El texto que aquí aparece lo escribió pudorosamente a raíz de publicar, en 1965, su único libro de poesía)

PALABRA VIVA


¿Y qué pasó con Tilo Wenner? ¿Qué pasó con Rodolfo Walsh, con Hector Oesterheld, con Oscar Barros? ¿Qué pasó con Francisco Urondo, con Raymundo Gleyzer, con Jorge de la Cruz Agüero? ¿Qué pasó con Lucina Álvarez de Barros, Enrique Ángel Angelelli, Joaquín Enrique Areta, Osvaldo Domingo Balbi, José Beláustegui, Carlota Belli, Alicia Raquel Burdisso, Miguel Ángel Bustos, Julio César Campopiano, Arturo Canedo del Oso, Eugenio Carri, Conrado Ceretti, Álvaro Martín Colombo, José Carlos Coronel, Enrique Courau, Dardo Sebastián Dorronzoro, Claudio Epelbaum, Luis Fabbri, Daniel Omar Favero, Claudio Ferraris, Alcira Fidalgo, Liliana Élida Galletti, Horacio Oscar García Gastelú, Marcelo Ariel Gelman, Sara Elba Grande, Nicolás Grandi, Diego Julio Guagnini, Diana Guerrero, Norberto Armando Habegger, Juan Carlos Higa, Ignacio Ikonicoff, Franca Jarach, Enrique Juárez, Gloria Kehoe Wilson, Ana María Lanzillotto, Susana Pirí Lugones, Mónica María Candelaria Mignone, Cecilia Laura Minervini, Alberto Molinas, Jorge Money, Carlos Mugica, Agustina María Muñiz Paz, Rodolfo Ortega Peña, Ana María Ponce, Raúl Horacio Premat, Enrique Raab, José Eduardo Ramos, Julio Ricardo Rawa-Jasinski, Carlos Alberto Rincón, Raquel del Carmen Rubino, Ricardo Luis Salinas, Hugo O. Pajarito Sánchez, Roberto Jorge Santoro, Guillermo Oscar Segalli, Eduardo Aníbal Serrano, María Rosa Silveira Gramont, Luis Alberto Soldati, Carlos Miguel Tillet, Silvio Mario Valderrama, María Antonia Vargas de Rueda, Enrique Walker, Mauricio Fabián Weinstein, Oscar Wurm...?

PALABRA VIVA
Textos de escritores/as desaparecidos y victimas del terrorismo de Estado en Argentina (1974-1983)
Ed. SEA (Sociedad de Escitores y Escritoras Argentinas)
2ª Edicion, 2007

Palabra Viva es un libro hermoso y necesario. Reúne textos de escritores asesinados durante la dictadura militar, algunos reconocidos, como Haroldo Conti o Tilo Wenner o Paco Urondo, otros, la mayoría, que no llegaron a serlo. En Palabra Viva convive el cuento, la poesia, el ensayo, el periodismo... Los fascistas no lograron silenciarlos: Palabra Viva posibilita un reencuentro con ellos, con sus voces.


Para mas info: Sociedad de Escritores y Escritoras Argentinas
http://www.lasea.org/

UNA CARTA


Trasteando en el fichero libertario del gran Montero Glez, encuentro esta carta, que vete a saber cómo supo de ella. Está escrita en Valencia y fechada en Noviembre de 1936. Y muy sesudamente dice...

Camarada Ministro de Justicia:
El que suscribe, militante de la C.N.T. Sindicato de la Piel carnet número 235, durante el último septiembre, y en fecha que no recuerda, instó de ese Ministerio el cambio de su segundo apellido por el siguiente: de Bakunin y por ese Ministerio se me contestó que siguiera los trámites legales. Pero como quiera que soy de la provincia de Orense que está en poder de los fascistas, es por lo que suplico al camarada Ministro, se digne ordenar lo procedente a mi cambio de 2º apellido, y se me comunique. Me llamo Gervasio Fernández de Dios y quiero el cambio del 2º apellido por el de Bakunin es decir: que no quiero nada con Dios.
Saludos revolucionarios, Gervasio Fernández de Dios

La trinchera cósmica
El almanaque incendiario de Montero Glez : http://www.bestiario.com/trinchera

INDIGENTE


Para Perico, donde ande

Vive
en el parque y
de la beneficencia
tiene cincuenta años y
los dientes podridos
y le gusta el fino, el buen flamenco
y las piernas de las enfermeras
cuando acude algunas tardes
a las urgencias del ambulatorio cercano
quejándose con mucho teatro
de una nueva mordedura
de la soledad.

DOMINGO LOPEZ
"Suburbia"
Ed. Point de Lunettes, Sevilla, 2007

SIN PERMISO, CON DERECHO


Consejo para disfrutar de la primera línea de playa

Si piensas que lleva demasiado tiempo en el agua,
si está vestido,
no te preocupes,
no es un turista.

Antonio Orihuela
(Del poemario "La piel sobre la piel", Univ. Sevilla, 2005)

El gobierno canario censura unas fotografías en una exposición

La fotografía habla por sí sola. El inmigrante se arrastra por la arena, exahusto, al alcanzar la orilla tras la odisea en un cayuco o una patera, mientras a unos metros varios turistas disfrutan del sol y de la playa, departiendo, ignorándolo. La imagen la tomó en Morro Jable, Fuerteventura, en 2006, el fotografo de la Agencia Reuters Juan Medina y es una de las fotografias que el Gobierno Canario retiró de la exposición "Sin permiso, con derecho" que se enmarcaba dentro de los actos de una conferencia europea sobre inmigración irregular. Al parecer a algunos miserables altos cargos de la clase política tinerfeña les pareció inapropiado, además de dañino para la promoción internacional de la isla, que se mostrara la molesta llegada de inmigrantes a las playas junto a los plácidos turistas. Es la otra realidad del paraíso que, con censura o sin ella, no podrán ocultar.

Más info: Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC)

POETA JOAN


Este poema inédito de Joan Margarit aparece en el excelente monográfico que al gran poeta catalán le dedica la revista El coloquio de los perros, que dirige tan acertadamente como siempre Juan de Dios García. El monográfico, bajo el título "Uno de los nuestros"", no tiene desperdicio: desde una sabrosa entrevista al albúm de fotos literarias procedentes del archivo personal del autor, pasando por artículos y reseñas sobre sus libros, dibujos juveniles e incluso un singular recorrido por sus obras arquitectónicas más representativas. Y todo con la colaboración siempre generosa del poeta. Y quien quiera más de paso puede zambullirse en el último número de la revista, el 18 ¿Alguien da más?

Número 18 - Otoño 2007: http://www.elcoloquiodelosperros.net/

CERREMOS GUANTANAMO


Le torturaron tanto que al final
acabó siendo el que buscaban.

Alfonso Pascal Ros
(Del poemario "Modus Facendi", Medialuna, Pamplona, 1999)


CAMPAÑA DE AMNISTIA INTERNACIONAL
PARA EL CIERRE DEL CAMPO DE DETENCION DE GUANTANAMO

Ya han pasado más de cinco años desde que las autoridades de EE.UU. trasladaron a los primeros detenidos de la "guerra contra el terror" a su campo de detención en Guantánamo, Cuba. Pese a la condena internacional, centenares de personas de más de 30 nacionalidades siguen recluidas allí, sin cargos y sin apenas esperanza de obtener un juicio justo. ¡Ya basta! Guantánamo es un símbolo de injusticia y abusos en la "guerra contra el terror" emprendida por el gobierno estadounidense

CACAPITALISMO


El dibujante sevillano Miguel Brieva dispara a todo lo que se mueve a su alrededor, sea el mundo del arte, la televisión, la policía, las modas de usar y tirar, los políticos farsantes, los curas caraduras, la educación o el consumismo desaforado. Brieva pinta un mundo absurdo y cruel, radiografiando certeramente toda la bilis y toda la mierda que hay debajo de la presumible sociedad del bienestar. La viñeta pertenece a su album "Dinero" (Revista de Poética Financiera e Intercambio Espiritual) (Industrias Clismon - Colección Ed. Dobledosis, 2004), recopilatorio del nº 0, 1, y 2.

LA CARRETERA


Al despertar en el bosque en medio del frío y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior. Como el primer síntoma de un glaucoma frío empañando el mundo. Su mano subía y bajaba al compás de la preciada respiración. Retiró la lona de plástico, se puso de pie envuelto en aquellas prendas y mantas pestilentes y buscó algún atisbo de luz en el este pero no lo había. En el sueño del que acababa de despertar vagaba por una gruta y el niño lo llevaba de la mano. La luz de los dos bailaba en las húmedas paredes de roca caliza. Como peregrinos de fábula engullidos y extraviados en las entrañas de una bestia granítica. Humeros de piedra donde el agua goteaba y cantaba. Tañendo sin tregua en el silencio los minutos de la tierra y sus horas y días y años. Hasta que se hallaban en una enorme estancia de piedra donde había un lago antiguo y ne­gro. Y en la orilla opuesta un ser que levantaba su chorreante boca del gour y miraba hacia la luz con unos ojos tan blancos y ciegos como los huevos de araña. Balanceaba su cabeza a ras del agua como para captar el olor de aquello que no podía ver. Agazapado allí, pálido y desnudo y translúcido, sus huesos de alabastro grabados en sombra en las rocas que tenía detrás. Sus intestinos, su palpitante corazón. El cerebro que latía dentro una empañada campana de cristal. La criatura movía la cabeza de lado a lado y luego soltaba un gemido grave y daba media vuelta y dando tumbos se alejaba silenciosamente hacia la noche.

Se levantó con la primera luz gris y dejó al chico durmiendo y caminó hasta la carretera y en cuclillas estudió la región que se extendía al sur. Árida, silenciosa, infame. Debía de ser el mes de octubre pero no estaba seguro. Hacía años que no usaba ca­lendario. Irían hacia el sur. Aquí era imposible sobrevivir un invierno más.

Cuando hubo clareado lo suficiente observó el valle con los prismáticos. Todo palideciendo hasta sumirse en tinieblas. La suave ceniza barriendo el asfalto en remolinos dispersos. Exa­minó lo que podía ver. Segmentos de carretera entre los árbo­les muertos allá abajo. Buscando algo que tuviera color. Algún movimiento. Algún indicio de humo estático. Bajó los prismáticos y se quitó la mascarilla de algodón que cubría su cara y se frotó la nariz con el dorso de la muñeca y luego miró otra vez. Se quedó allí sentado con los gemelos en la mano, viendo cómo la cenicienta luz del día cuajaba sobre el terreno. Solo sabía que el niño era su garantía. Y dijo: Si él no es la palabra de Dios Dios no ha hablado nunca.

Cuando volvió el chico seguía durmiendo. Retiró la lona de plástico azul que lo cubría y la dobló y la llevó al carrito de su­permercado y la metió dentro y regresó con los platos y unos copos de avena en su bolsa de plástico y una botella de plástico de sirope. Extendió en el suelo la pequeña lona que les servía de mesa y colocó las cosas y se sacó la pistola del cintu­rón y la dejó sobre el mantel y luego se quedó mirando cómo dormía el chico. Se había quitado la mascarilla por la noche y estaba sepultada bajo las mantas. Observó al chico y miró entre los árboles hacia la carretera. Ese lugar no era seguro. Ahora que era de día podían verlos desde la carretera. El chico se movió. Luego abrió los ojos. Hola papá dijo.
Aquí estoy.
Ya lo sé.

Este es el comienzo de "La carretera", del gran escritor norteamericano Cormac McCarthy, un libro tremendo, desolador, inolvidable...

CORMAC McCARTHY
"La carretera"
Mondadori, 2007

SOMOS


Somos ciertamente.

Somos por encima de las letras
amarillas de los cables
en esta isla luminosa
que anteayer fue construida.

Somos aún con nuestros ojos llorosos
de rocío
con el puño y el defecto
y el error y el que no sabe
y el que sabe pero ha errado.
Somos por debajo de las débiles
sonrisas de las suaves mariposas
derrotadas. Somos siempre
en esta zona pequeñita que habitamos.

(Ser simplemente ser
es en este tiempo
y este paralelo
una amplísima victoria)

VICTOR CASAUS

EL ASESINO SIGUE SUELTO


30 AÑOS DE OLVIDO DE UN CRIMEN POLITICO

El 4 de Diciembre de 1977 moría abatido de un disparo el joven malagueño Manuel García Caparrós, de 19 años y militante del PCE, durante una manifestación por la autonomía y la libertad de Andalucía. Treinta años después, tras una investigación judicial realizada sin ningún interés por aclarar la verdad, aún no se sabe quién lo mató, ni interesa saberlo, quizás porque, como afirma Rosa Burgos en su libro “La muerte de García Caparrós en la transición política” el calibre de la bala asesina fue el mismo que el usado entonces por la policía y hay testigos que siguen afirmando que algunos de aquellos “grises” tenían las pistolas en mano...

JOLIBU



Los tipos de la televisión llegaron corriendo y allí nos tenían a todos, al Chuli, al Madeja, a la Mona, al Basto y a mí, nerviosos, peinándonos unos a otros a manotazos como primates coquetos. Bueno, todos no estábamos, faltaba El Jerele que ya hacía un buen rato que se lo habían llevado occiso perdido a la morgue - cuya sangre tras rubificar la acera había cubierto con misericordia y serrín Manolete, el camarero del bar de la esquina - y que por lo tanto el pobre ya no cantiñearía más fandangos y era digamos el culpable de que fuéramos a salir en directo en un programa truculento de sucesos como los amigotes compungidos de la víctima y como testigos presenciales del violento y mañanero deceso. En realidad el caso no tenía mucha chicha y al Moreno, el borracho que le había rebanado sin venir a cuento el cuello ya se lo habían llevado los maderos así que no había mucho hilo de donde tirar y por eso el reportero del micrófono, antes de empezar a grabar, nos dijo que nos inventáramos los que os saliera de los huevos. Por supuesto, para chupar toda la cámara posible, el que dijo más fantasiosos disparates fui yo y como recompensa al final me dejaron mostrar el diccionario que me encontré en la basura y que siempre llevo conmigo y con el que me ilustro diariamente e incluso pude saludar a mi madre por si me veía desde el infierno de su llameante y eterna combustión y a los colegas por si me veían desde las tascuchas inmundas o los salones sociales de las cárceles y al final nos dieron la calderilla para las litronas prometidas y los vimos arrancar el furgón - Antena Total TV, tenía escrito en el capó – y nos volvimos ufanos y ya famosos al parque para beber y rascarnos al sol y decidir entre todos, por unanimidad y a mano alzada, si este podía considerarse sin exageración o excesivo error, exceptuando, está claro, el de la comunión o el del primer polvo, el día más importante de nuestras vidas.

DOMINGO LÓPEZ

LOS QUE RIEN LOS ULTIMOS


¡¡Que bien sé yo la fonte que mana
y corre: aunque es de noche!
(San Juan de la Cruz)

La necesidad y el abatimiento viajan en el equipaje de estos artistas de mala muerte. Los arrastran desde sus iniciales cabriolas, desde sus primeros pinitos, hasta ahora, cruzada ya la vida con sus números gastados, sus gracias anticuadas, su fatiga ambulante.
Pasando la gorra, en corros cada vez más exiguos, fueron escondiendo sus destinos tras un remedo de maquillaje. Disfrazando la extrema penuria con ropajes estrambóticos, llenos de parches y remiendos.
No les abandonaron sin embargo, aparte del cansancio, la esperanza. Ni siquiera cuando perdieron el horizonte bajo cerros de desperdicios dejaron de buscar una encrucijada que los desviara de lo pútrido de una época, encarrilándolos hacia un mundo en el que volvieran a ser el centro de la pista.
¿Sirvió para algo el sacrificio? Acaso para que no pudieran alterar su itinerario hacia lo imposible, someter sus vidas, amordazar sus risas. La risa de los que mantienen la esperanza. La risa de los que aun sienten la nostalgia del paraíso, frente a la carcajada desdentada del tiempo.
Señoras y Señores con ustedes estos herederos de una estirpe extinguida en su más difícil todavía:
Continuar un sueño que cruzando la soledad llegue más allá de la muerte.

"Los que ríen los últimos"
último montaje de la compañía gaditana

LA ZARANDA

"TEATRO INESTABLE
DE ANDALUCÍA LA BAJA"