El último plazo de nuestra deuda original
por esta carne en préstamo prendada hasta el adiós
lo pagamos ya con creces, señor, estamos en las últimas,
no nos dejan un centavo de ser en las venas,
nos despojaron de todo, nos embargaron hasta el molar,
el usurero se cobró incluso la prole, nos hizo jabón
para lavar sus bucles en tus peluquerías de perros,
nos computaron las moléculas, el protón más ínfimo
y ahora debemos entregar el ánima, la hipoteca de sangre,
nos desalojan, majestad, nos echan del planeta, si es así
volverán los corpúsculos, señor, el cuchillo entre los dientes
a buscar el cuello del ávaro.
JULIO HUASI
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