Maravillosas tardes
en el cine porno de la calle Magallanes.
Vicente, el acomodador,
sabía que me sentaba
de la mitad hacia adelante,
y solía -si me retrasaba- tranquilizarme:
"Está de suerte el señor, acaba de empezar"
.
GONZALO SANTELICES QUESADA
"Vida de un vendedor de fotocopias"
Huerga y Fierro Ed., 1996
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