COMANDANTE ABRIL


Estos días se han cumplido 58 años de la muerte de Bernabé López Calle, jefe de la Agrupación Guerrillera Antifascista Fermín Galán que, hasta 1949, operó en la Serranía de Cádiz. Cayó abatido en la Garganta del Jurado, en una emboscada propiciada por una delación, muriendo acribillado mientras defendía su posición y protegía la retirada de sus hombres, entre ellos su hijo Miguel, de apenas 20 años. Hasta aquí lo que puede ser una de tantas historias de uno de tantos luchadores antifascistas, de no ser por la particularidad de que Bernabé López Calle fue miembro de la Guardia Civil y no solo se mantuvo fiel a la República - lo que le causó serios problemas - sino que estaba afiliado a la CNT. Tuvo que huir y se tiró al monte con lo puesto, acompañado de su hijo y algunos escopetones de caza. Y poco a poco consiguió organizar y comandar la resistencia armada en la provincia, con otra admirable e insolita singularidad: unió a comunistas y anarquistas en una misma partida guerrillera. Murió desangrado y al parecer, los fascistas se regodearon paseando el cadáver, que luego tiraron en un hoyo, en una fosa común del cementerio de Medina Sidonia. Sus restos, cincuenta y ocho años después, allí siguen.


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