BAR LISBOA


O Minhoto, na Travesa da Bona Hora
Inverno, 2009

Si trabajaba
- me dice el camarero -
debía de ser
- por sus manos finas, aclara -
en una oficina o escritorio.
Usaba gafas
y ya no era joven.
Tenía la palidez triste
de la gente sola y de los enfermos.
No, no vino nunca
con amigos ni con mujer.
Pedía con torpeza
uno con leche y sin azúcar.
Contaba el dinero
como si temiera mucho
que no le llegara paga pagarlo
y se sentaba a leer
toda la tarde
- en aquella mesa del fondo, señala -
el mismo libro sobado
de un tal
- al servirle leía
la portada con disimulo -
Fernando Pessoa.

Domingo López
Inédito

1 comentario:

María dijo...

¡Qué poema! hacía tiempo que no leía "un decir tan redondo"...