¡¡Que bien sé yo la fonte que mana
y corre: aunque es de noche!
(San Juan de la Cruz)
La necesidad y el abatimiento viajan en el equipaje de estos artistas de mala muerte. Los arrastran desde sus iniciales cabriolas, desde sus primeros pinitos, hasta ahora, cruzada ya la vida con sus números gastados, sus gracias anticuadas, su fatiga ambulante.
Pasando la gorra, en corros cada vez más exiguos, fueron escondiendo sus destinos tras un remedo de maquillaje. Disfrazando la extrema penuria con ropajes estrambóticos, llenos de parches y remiendos.
No les abandonaron sin embargo, aparte del cansancio, la esperanza. Ni siquiera cuando perdieron el horizonte bajo cerros de desperdicios dejaron de buscar una encrucijada que los desviara de lo pútrido de una época, encarrilándolos hacia un mundo en el que volvieran a ser el centro de la pista.
¿Sirvió para algo el sacrificio? Acaso para que no pudieran alterar su itinerario hacia lo imposible, someter sus vidas, amordazar sus risas. La risa de los que mantienen la esperanza. La risa de los que aun sienten la nostalgia del paraíso, frente a la carcajada desdentada del tiempo.
Señoras y Señores con ustedes estos herederos de una estirpe extinguida en su más difícil todavía:
Continuar un sueño que cruzando la soledad llegue más allá de la muerte.
"Los que ríen los últimos"
último montaje de la compañía gaditana
LA ZARANDA
"TEATRO INESTABLE
DE ANDALUCÍA LA BAJA"
No hay comentarios:
Publicar un comentario