HOGAR


Vivo con siete ratas exangües y un perro
sobre mi escuálida cama, en la brumosa pared,
arde la vaga sangre de un sujeto anterior
cerca de un cristo que no pudo zafarse,
fue en la sien derecha, fino calibre, es indudable
por la perspectiva, el suave tamaño de las manchas.
El perro se sienta frente a mí solemnemente,
jugamos al ajedrez y él siempre me gana.
Entre el alcohol hablamos de nuestras costillas,
las estaciones, beethoven, ciertas naves ilusorias
y de mujeres, pero se le humedecen los ojos:
la última que trajimos se congeló de súbito
al quitarse una media, en mitad de un muslo,
oh la bella inmóvil, la venus de carne finita,
la cenamos con dolor, nos duró una semana.
Esto es muy frío para cuestiones de amor,
ya quemamos el ropero, las puertas, los recuerdos
y la guitarra crepitó en otoño su dulzura póstuma.
El perro escribe genialmente a medianoche
y yo ladro con locura pero él me mira furioso
si se inspira o hay luna o piensa en la ausente.
Cuando posemos los dos restos, los dos hálitos,
vendrán las siete ratas dialécticas, tenaces,
nos acabarán con su liturgia, es una pena.
Me sangra el hocico de infinita tristeza
al pensar que la casa quedará tan sola.


JULIO HUASI
"Bandolor", Colección La Honda
Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1971

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